lunes, 29 de marzo de 2010


LA GUERRA Y LA PAZ




Intro.

Tratas de reincorporarte y todo lo que puedes alcanzar a ver es un campo de cuerpos. Tus pies golpean a todos aquellos soldados, algunos cuyos nombres y familias conociste bien y otros que son completamente extraños. Todos ellos yacen allí, mientras puedes sentir la sangre emanando de tu cabeza. Una vez más caes, pero te levantas rápidamente. Quieres evitar ser uno más de aquellos que mueren sin poder pronunciar últimas palabras. Tu tristeza y tu desilusión hacen de tus pasos confusos momentos y mientras también sientes sangre proviniendo de tu pecho entiendes que algunos destinos no están pactados para ti. Tu arma es ahora tu bastón y tu traje de guerra es solamente una estadística más. Das unos pasos más al frente y continuas a pesar que tus ojos no pueden entender nada. Ahora, frente a la desdicha de todo este campo sonríes. Sonríes y dices tus últimas palabras. Gracias.




Cuerpo.

La Guerra y la Paz es una película única. Gracias a la meticulosidad de su director, a los diseños, escenografía, el tiempo de producción y la inversión esta película es una rareza en cuanto a la capacidad humana proponiendo lo imposible. La película de Bondarchuk tomaría ocho años en producirse con el estimado valor de 100 millones de dólares. Si consideramos la inflación que se presenta en nuestros días, la película estaría en un estimado de 700 millones, haciéndola la más cara de la historia. Así mismo la escena de la Batalla de Borodino se encuentra en el record Guinness por la presentación de 120 mil soldados. Las batallas duraban alrededor de 45 minutos y toda la película tiene una totalidad de ocho horas. Todos los esfuerzos llegarían a un fin común: condecorado en su país, Bondarchuk y su obra gozaron de la aceptación total siendo reconocidos como parte del legado de su país. En Estados Unidos sería ganadora como Mejor Película Extranjera en el Círculo de Críticos de New York, en la Junta Nacional de Reseñas, en el Globo de Oro y en el Oscar. La obra por la cual tanto había luchado Bondarchuk dio sus réditos.




Basada en la novela de León Tolstói, La Guerra y la Paz es, en pocas palabras, la invasión de Napoleón a Rusia. Pero en realidad es una obra compleja que el director ruso capta en su totalidad, no dejando escapar ningún detalle en las ocho horas de su versión fílmica. La producción que llevó ocho años también encontraría dificultades en su larga creación. La exclusividad de los actores atados solamente a este proyecto creo muchas discrepancias y mucha incomodidad. Como era de esperarse esta exclusividad no surtió efecto y algunos de los protagonistas se embarcaron en otros filmes haciendo que las reuniones entre todos los involucrados se hiciera difícil. A ello se le suma que durante todo ese tiempo los actores envejecieran y eso se capta en la película, donde hay diferencias notorias. Por otro lado, la vasta producción comenzó a usar los palacios, la vestimenta y demás utensilios originales de la época con el permiso y la venia de diferentes instituciones culturales y museos. Así mismo no se quiso escatimar a nivel técnico en donde el uso de cámaras modernas de 70 milímetros y un uso estereofónico de seis canales. Lo que Bondarchuk hizo con todos estos elementos a su favor fue simplemente crear un espectáculo nunca antes visto, con tomas de las batallas verdaderamente impresionantes.




La Guerra y la Paz no es una típica película en muchos sentidos. Es una adaptación de una obra literaria extensa que en muchos casos no podía guardar esa veracidad debido a los altos costos y la duración de la película. Es además una versión de una obra literaria producida en el mismo país de donde pertenece el escritor, haciendo evidente así el grito de injuria por parte de Bondarchuk debido a la terrible y desentonada versión americana (se dice que lo único que le causo digno de imitación fue la belleza de la protagonista, Audrey Hepburn), en donde muchos detalles fueron dejados de lado y muchos decisiones fueron altamente criticadas. Además de ello, el protagonismo que cobra el gobierno y las diferentes agrupaciones que apoyaron a Bondarchuk es encomiable, muy pocas veces podemos ver la total colaboración de un país para con su artista en retratar uno de sus mayores logros literarios. Y si a ello le sumamos la habilidad y manejo de dirección por parte de Bondarchuk (quien también es uno de los actores principales), nos encontramos ante una obra de increíbles proporciones. Combinando la crueldad de la guerra con la fastuosidad de los escenarios, picos de surrealismo con brutal realidad y manejando a pleno el orden argumental de la obra, el director ruso hizo una de las más fastuosas producciones en un deleite del cine de autor.







Datos.

Título Original: Voyna i Mir
Dirección: Sergei Bondarchuk
Año: 1968
País: Unión Soviética
Intérpretes: Ludmila Savelyeva, Vyacheslav Tikhonov, Sergei Bondarchuk, Boris Zakhava, Anatoli Ktorov, Anastasiya Vertinskaya, Antonina Shuranova, Oleg Tabakov, Viktor Stanitsyn, Irina Skobtseva, Boris Smirnov, Basili Lanovoy, Kira Golovko, Irina Gubanova, Aleksandr Borisov
Duración: 484 min.

jueves, 25 de marzo de 2010

LIRIOS ROTOS
Intro.

No puedo sonreír. Tengo una sonrisa y no la puedo mostrar. Tal vez el tener labios no sea suficiente, pero no creo saber exactamente cuál es el truco. Tal vez deba permanecer callada y esperar a que una sonrisa aparezca. No. Porque ya lo he hecho antes y no ha funcionado. Tal vez pueda imitar una sonrisa. Por supuesto. Así como la gente imita a diferentes personas en las actuaciones de teatro, es posible que yo pueda imitar una sonrisa. Es posible que yo pueda sonreír. Pero a veces me pregunto para qué. Si no puedo crear una sonrisa en mí, tal vez no sea vital tenerla. ¿Porqué imitar una? Supongo que en la vida de uno debe ser suficiente para no pedir más. Aún así, siempre me pregunto que sería tener una sonrisa y no tratar de usar dos dedos para imitar una.



Cuerpo.

D. W. Griffith es el padre del cine americano. Su visión para entender el cine como un medio de espectáculo y masas parece depredar cualquier intento de cine en su tiempo. Así encontramos un cuerpo de trabajo impresionante de más de 500 películas desde sus primeras incursiones en el cine en 1908. Griffith es señalado un maestro por personajes como Chaplin, Ford, Welles, Huston, y muchos otros directores. Griffith sería el creador de nuevas formas de narración dentro del cine, lo que haría de sus películas una nueva forma de entretenimiento para los espectadores. Lamentablemente sus grandes obras estarían condicionadas o por su complejidad o por su controversia, impidiendo a Griffith mantener su vasta producción, desapareciendo así en las tinieblas y no pudiendo reclamar el legado que él había creado. Su posterior reconocimiento premia sus grandes obras, inclusive al punto de alejar sus visiones políticas y mantenerlas como creaciones artísticas dignas de un creativo genial.
Lirios Rotos no es una de sus grandes megaproducciones, pero es una de sus películas más populares. Habiendo sido reconocido y criticado por El Nacimiento de una Nación (1915) e Intolerancia (1916), Griffith se mantendría activo durante su asociación con United Artists, donde también participaron Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks. Lirios Rotos aún contaba con cierta controversia. El título original era Lirios Rotos o El Hombre Amarillo y la Chica (The Yellow Man and the Girl), haciendo referencia así al personaje masculino, un chino. En los años 10 y 20, la intolerancia hacia los asiáticos era palpable en Estados Unidos y la difusión de sobrenombres era común en algunos medios escritos de diferentes ciudades. Así podemos ver algunas pruebas en el cine de esta época, tanto en Griffith como en DeMille, así como en otros directores. Paulatinamente dicho racismo iría disminuyendo con la llegada de los años treinta y los cuarenta.





Uno de los grandes valores de la película es su protagonista. Lillian Gish se convertiría en la musa de Griffith y junto a él desarrollaría sus mejores obras colocándose así en una de las primeras asociaciones de director y actriz como un tándem único. Gish es una de las primeras actrices norteamericanas del cine mudo y su carrera duraría setenta y cinco años entre el cine y la televisión siendo considerada una de las actrices más importantes dentro de su país. Su carrera durante el cine mudo la marcaría como una de las mejores intérpretes del medio, siendo asociada también con actrices como Mary Pickford, otra gran representante del cine mudo. En Lirios Rotos, Gish buscaría fuentes para penetrar en su personaje y hacer lo más creíble. El resultado simplemente es más que conmovedor y dramático.





La temática central de Griffith es la intolerancia y el abuso contra el más indefenso como un mensaje de conciliación, promoviendo así la aceptación y la hermandad dentro de los Estados Unidos. En Lirios Rotos nos encontramos con esta temática fortalecida en todos sus aspectos. A diferencia de grandes obras como El Nacimiento de una Nación e Intolerancia, la historia lineal y directa en esta película permitió una mejor comprensión del público y la convertiría en un éxito de taquilla. A ello se le suma la actuación de Gish que sería descrita por muchos medios como “la de un animal herido buscando refugio”. Durante toda la película la fragilidad y timidez del personaje enternecen debido a la interpretación de Gish, quien contrasta ello con sus demostraciones de terror. Es así, como una de las escenas de la película se ha vuelto emblemática. Llamada “la escena del closet”, el personaje de Gish se encuentra encerrado mientras que su padre, interpretado por Donald Crisp, trata de romper la puerta del closet. Gish ejemplifica el miedo y la desesperación de una manera brillante. Los gritos en el estudio llamaron la atención de la gente del exterior y Griffith quedo pasmado ante el resultado de la escena. Los críticos aplaudirían su labor aunque para el tiempo también se calificó la escena como de “nauseabunda” debido al realismo en el tormento del personaje.






Datos.

Título Original: Broken Blossoms
Dirección: D. W. Griffith
Año: 1919
País: Estados Unidos
Intérpretes: Lillian Gish, Richard Barthelmess, Donald Crisp, Arthur Howard, Eduard Peil Sr., George Beranger, Norman Selby
Duración: 90 min.


lunes, 22 de marzo de 2010


LAS NOCHES BLANCAS




Intro.

Alguien es un extraño en la ciudad. Alguien en un ser cohibido que no puede penetrar su contexto… porque todo le da miedo. Entre movimientos y sucesos el rostro de una mujer se erige como el único significado claro de nuestras voces. Podemos sentir una vez más el latir de nuestro corazón y nuestro rostro es más amable, olvidando así cualquier afrenta antes sufrida. Ahora estamos una vez más conducidos por un sentimiento superior a nosotros y esta vez podemos ver la ciudad, como si fuera por primera vez, con nuestros pasos cobrando un real sentido. En esta nueva etapa de nuestras vidas obviamos preguntas y nos dejamos llevar por ese pequeño instinto humano que nos dice que si eres feliz simplemente déjate llevar, prolonga este sentir hasta más no poder porque la experiencia será el digno regalo de una vida que pasa desapercibida por todos los caminos… y que en algún momento volverá a su estático devenir.


Cuerpo.

Uno de los más grandes directores italianos, Luchino Visconti fue un meticuloso incesante cuyas más grandes obras son ejemplos de su conocida rigurosidad y ese temple que lo colocaría en un sitial único dentro del neorrealismo italiano. Un gran amante de la ópera y del teatro, Visconti también se desarrolló como director en ambos ámbitos y en diversas películas ese amor por el baile y el dramatismo fue ejemplo de su particular visión. A Visconti se le adjudicó la creación de la primera película neorrealista (Obsesión en 1943, basada en la novela El Cartero Llama Dos Veces) y sus lazos con el movimiento quedarían enmarcados tanto por los ejemplos explícitos como por sus intentos de salirse de la misma, en una manera de no encasillarse y de demostrar un estilo único y verdadero.




Las Noches Blancas es un curioso ejercicio de Visconti en donde las nociones neorrealistas parecen dejadas de lado y donde múltiples influencias y técnicas no habituales en él se manifiestan como principales cartas de la película. Las Noches Blancas es tomada del cuento homónimo de Dostoievsky. A diferencia de otras entregas la totalidad de la película es filmada en estudio y toda la escenografía no recrea realidad sino ese efecto fantástico de sentirse en un lugar que no se encuentra en ningún lugar, dando así la apertura para la temática romántica y de ensueño. Así mismo, Visconti propone una adaptación del cuento ruso a una italiana de épocas más recientes en donde inclusive podemos tener pincelazos de rock’n’roll. Estos factores son la clara muestra de un Visconti planteando un escenario íntegramente novedoso, cuya fuerza también recae en las magnéticas actuaciones de sus tres principales estrellas.




Marcello Mastroianni, cuya capacidad actoral lo encuentra ahora en un ser sumiso, cumple su papel a cabalidad, siendo así una parte más de la escenografía y de la idea de Visconti. Sus taciturnas caminatas y su apacible sencillez lo hacen el outsider por excelencia. Sin ser todavía la estrella en que se convertiría, Las Noches Blancas puede ser señalada como una de sus primeras apariciones de real importancia junto a Los Desconocidos de Siempre (1958). En un rol secundario se encuentra uno de los actores franceses más emblemáticos y atractivos de su generación, Jean Marais, generando así bastante expectativa en cada una de sus apariciones. En la película de Visconti también juega un rol que concentra la idea principal del director para con la película, asegurando así su presencia fantasmal como un recurso determinante. La actriz y musa de la película recae en manos de la alemana Maria Schell. La actuación de Schell es parte del mundo de ensueño de Las Noches Blancas, pero a diferencia de sus coprotagonistas, la actriz alemana florece en tonos tragicómicos y delirios controlados. Todo el personaje parece denigrar cada aspecto estático de la película. Su excesiva felicidad y sus rasgos de dolor interminable son extremidades que la actriz alemana logra forzar y transportar a dimensiones que hacen de toda su concepción un personaje rico en profundidad. La sonrisa de Schell es razón suficiente para amar a este personaje.




Las Noches Blancas es una excursión en el romanticismo. Una mujer enamorada y un hombre ilusionado son parte de una historia que comienza mucho antes del primer encuentro de nuestros protagonistas y que incluye una suerte de encuentros furtivos, dedicados y fructíferos. El ambiente y el contexto recreados por su director son parte de este divina entrega de amor y desilusión, ambas temáticas necesarias para hacer un idilio perfecto y para mantener una tensión ilusoria, tal y cual es la configuración de cada uno de los elementos del filme. Y si dentro de todos estos elementos tenemos puntos excesivos de sentimentalismo, tenemos un moderador como Visconti que logra romper con cada exceso: su excelente mano propone a sus protagonistas una actuación digna de una obra tan calibrada.



Datos.

Título Original: Le Notti Bianche
Dirección: Luchino Visconti
Año: 1957
País: Italia
Intérpretes: Marcello Mastroianni, Maria Schell, Jean Marais, Marcella Rovena, Maria Zanoli
Duración: 97 min.

jueves, 18 de marzo de 2010


¡QUE NOCHE LA DE AQUEL DÍA!





Intro.

Un mar de gente solo quiere un pedazo de ellos. Un recuerdo, algo con lo cual puedan decir que estuvieron presentes junto a ellos. Mientras corren desesperados por la ciudad, sus disfraces y sus trucos para evadir al público parecen insuficientes. Dentro de esta gama de ocurrencias y alocadas situaciones, cuatro personajes mantienen su movimiento frenético hacia la siguiente salida esperando que haya alguien en este mundo que no los reconozca o no conozca sus nombres. Mientras persiguen esta fútil tarea, sus rostros bombardean avisos publicitarios y las paredes de cada ciudad. Un niño los observa y se pregunta si ellos son más grandes que Dios.








Cuerpo.

El grupo de rock más emblemático de todos los tiempos se presenta en su primera aparición dentro del mundo del cine como un refrescante y revitalizante toque de elegancia. Los Beatles es el grupo musical con una aceptación total, tanto de público como de crítica, que se expandió durante toda su carrera y cuyos éxitos se mantiene inmortalizados en todas las épocas. La colaboración de los cuatro de Liverpool se expandiría durante todos los años sesenta marcando el ritmo de su generación y convirtiéndose en un icono cultural y musical difícilmente igualable. Los Beatles son una fuerza que sobrepasa los ámbitos de la música y cuyo arte ha mantenido un nivel financiero óptimo y una legión de seguidores que se revitaliza década tras década. Hablar de los Beatles es hablar de algo que va más allá de todas nuestras expectativas.





Durante la etapa de la Beatlemania, muchos fueron los intentos de llevar a los Beatles al cine como parte de un ineludible éxito financiero. Debido a la apretada agenda de los cuatro músicos dicha labor tuvo que ser rápidamente maniobrada y el tiempo total de filmación sería de seis semanas. El director a cargo de esta aventura sería Richard Lester, un director algo reconocido dentro del Reino Unido y un favorito de los Beatles, especialmente de John Lennon. Esto le valdría la dirección y su asociación con los Beatles, que sería de dos largometrajes solamente, valiéndole un reconocimiento internacional que se mantiene hasta nuestros días. Alun Owen, guionista de la película, fue también incluido debido al gusto particular de los cuatro de Liverpool por su trabajo. Conociendo la fama del grupo, a Owen no se le ocurrió mejor idea que hacer un guión basado en la vida de los Beatles y Lester ayudaría en incluir cada broma típica de Liverpool e Inglaterra como parte de una demostración cultural y una apertura dentro de la comedia a través de esta especie de documental sarcástico.




Con un modesto presupuesto y una puesta en escena interesante, ¡Qué Noche la de Aquel Día! (mejor reconocido por su nombre original debido al disco homónimo de los Beatles lanzado ese mismo año) se convertiría en una comedia de tintes académicos, presentando a Lester como un innovador dentro del terreno debido a cierta fineza dentro de las bromas y a las construcciones particularmente ingeniosas, como sería el personaje del abuelo de Paul, constantemente descrito como “un anciano muy limpio”. Este tipo de creaciones era una muestra del típico humor inglés que a través de juegos de palabras y connotaciones irónicas dentro de la fama y la vida de los Beatles hicieron de la película un logro memorable dentro del cine inglés.




La presentación y la recepción fueron un éxito en todo sentido. Al igual que el éxito musical de los Beatles, la película tendría un excelente encuentro entre público y crítica siendo alabado por toda su elaboración y esa necesidad por mostrar algo diferente, tomando en cuenta que la película sería de todas formas un éxito por la inclusión de los Beatles. El hilarante uso de este tipo de comedia se vería reflejado inclusive en el título que sería elegido a partir de una de las tantas bromas de Ringo. El baterista de los Beatles tenía una fijación por crear palabras inexistentes que revelaban una situación pintoresca y fresca sobre su trabajo cotidiano. En vista de la labor en la película durante el día y sus labores musicales durante la noche, Ringo no encontraría mejor manera de describirlo como “it’s been a hard day…” (ha sido un día difícil..) y cuando se dio cuenta que era noche “…night!” (¡noche!), con lo cual quedaría con la fórmula de A Hard Day’s Night.





Datos.

Título Original: A Hard Day’s Night
Dirección: Richard Lester
Año: 1964
País: Reino Unido
Intérpretes: John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, Ringo Starr, Wilfrid Brambell, Norman Rossington, John Junkin
Duración: 87 min.
 

lunes, 15 de marzo de 2010



EL ATRACO PERFECTO





Intro.

Es fácil y es simple. Tú creas un plan, un plan perfecto. Si sigues las reglas del juego y cada uno cumple con su parte establecida, entonces nos encontramos ante la conducción y la realización de un plan infalible. Para ello, debemos recordar que no tenemos esposas, familiares o planes personales que interfieran en la concreción de este plan. Porque los próximos días de las próximas semanas lo único que debemos pensar es en esto y mientras cada uno sea un intérprete perfecto de aquello que se le ha asignado, bueno, caballeros, ante tales directivas no podemos ser detenidos. Les prometo que así, nuestra incesante labor nos dará jugosos dividendos. Ahora ante ustedes se encuentra el plan perfecto.







Cuerpo.

Stanley Kubrick es uno de los grandes directores de culto de todos los tiempos. Su experimentación así como su filosofía del arte le permitieron abarcar numerosos temas y géneros, siendo recordado tanto por su emblema futurista 2001: Una Odisea en el Espacio como su comedia de humor negro Dr. Strangelove pasando por la siempre inclasificable La Naranja Mecánica. Kubrick descubre y explora nuevos territorios que hicieron de él un artista completo que no se encasilló en un solo éxito sino que a través de tantas variantes permitió una gran aceptación de su trabajo, desde sus primeras grandes obras como Espartaco y Lolita hasta sus últimas producciones totales como El Resplandor y Nacido para Matar. Kubrick es sin duda un artista completo cuyas obras merecen un profundo análisis y una consideración dentro de la manera de ver el cine a partir de él.




El Atraco Perfecto es el segundo largometraje de Kubrick y se inscribe en el género del film noir. Así como su primera película, El Beso del Asesino, nos encontramos ante la clásica presencia de motivos que han hecho tan famosa esta tendencia americana de los años cuarenta y cincuenta. A diferencia de este primer filme, en El Atraco Perfecto Kubrick pudo contar con actores de renombre dentro del género y de las películas B haciendo su participación uno de los puntos más importantes dentro del proyecto. Basada en la novela Clean Break de Lionel White, la película de Kubrick mantiene ese tono oscuro y de intriga en su casi hora y media de duración. Los motivos y la planificación es una de las grandes estrategias del director americano, configurando como toda buena película del film noir un punto decisivo que nos enfrentará con el destino de los personajes. Atípico, como en sus futuras entregas, Kubrick presenta esta película como un film noir tardío, ya cuando poco a poco la tendencia dejaba de lado sus más escabrosos argumentos y se dirigía a un sistema algo más violento y desenfrenado, dando cuenta de los cambios que vendrían con los años sesenta.




El Atraco Perfecto está liderado por el gran actor Sterling Hayden, una de las figuras atractivas dentro del género y cuya carrera extrañamente comenzó desde lo más alto y paulatinamente fue diluyéndose debido a su descontento por el cine y Hollywood, en particular. Activo durante la mayor parte de los años cincuenta, Hayden tendría cada vez menos roles pero destacaría en importancia su participación en Dr. Strangelove (1964) y El Padrino (1972). Junto a Hayden, diversos rostros reconocidos en Hollywood como Coleen Gray, Elisha Cook Jr., Ted de Corsia, Vince Edwards, entre otros, que destacarían por el buen comportamiento en escena haciendo de la película un estudio repleto de grandes actuaciones, destacando inclusive roles secundarios de poca duración. Dentro de tantos nombres habría que nombrar a Marie Windsor, la llamada “reina de las películas B”, que cumple a cabalidad el rol de la femme fatale. Este rol lo reinterpretaría numerosas veces haciéndose uno de los rostros más reconocidos dentro del film noir, ganándose su apelativo y su condición de actriz de carácter.






Datos.

Título Original: The Killing
Dirección: Stanley Kubrick
Año: 1956
País: Estados Unidos
Intérpretes: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Elisha Cook Jr., Marie Windsor, Ted de Corsia, Joe Sawyer, James Edwards, Timothy Carey
Duración: 83 min.